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Christian Eduardo Cortés M., estudiante de la Licenciatura en Filosofía, cuenta su experiencia internacional.

Guatemala con su variedad de texturas, olores y sabores no deja más que la sensación de un encuentro ancestral, un encuentro que a través de la historia ha sabido integrar dentro de sus prácticas y creencias, originalmente mayas), una vida ecuménica.

La religiosidad popular inunda las plazas, calles principales y cada uno de los hogares que, con ansia, esperan la llegada de la posada - tradición guatemalteca - y con ella la visita de muchos vecinos de los diferentes departamentos del país.

Entre altares, flores y mucho incienso cada día era un nuevo aprendizaje, un nuevo acercamiento a Dios; es desde esta religiosidad que los pueblos y culturas dan sentido a la fe que profesan.

Desde mi labor como misionero no dudé un solo minuto en leer el contexto al cual Dios me había enviado, era a través de la gente, sus costumbres, los niños, los paisajes, como Él se me presentaba.

La misión, que, entre otras cosas, es anunciar la Palabra de Jesús, no es posible sin el testimonio, una fe que no se hace vida, tiende a desvanecerse.

La misión para ser llevada con éxito requiere entre otras cosas, de una pedagogía propia, de una didáctica específica que permite generar espacios y estrategias de encuentro con Dios, fue precisamente este trabajo el que realicé con los diferentes jóvenes de varios grupos evangelizadores.

Un compartir de conocimientos desde la experiencia, además de mostrar el trabajo que por cinco años hemos venido desarrollando desde la Unidad de Espiritualidad UNIAGUSTINIANA - ESUNA.

Como estudiante del programa Lic. en Filosofía, reconozco que el encuentro con el otro es esencial en el ejercicio del maestro, ese OTRO que afecta mi realidad en tanto soy consciente de él, me lleva a tomar responsabilidad frente a su proyecto de vida. El encuentro con diferentes jóvenes de Guatemala, avivó en mí, el deseo de continuar enseñando y trabajar por la evangelización de los pueblos.

Definitivamente es una experiencia que animo a que realicen, no sólo por la satisfacción personal que genera el encontrarse con otras culturas, sino como parte de nuestro compromiso bautismal de ser luz en el mundo, de ser instrumentos de amor en una sociedad alejada de Dios.

Agradezco a la UNIAGUSTINIANA, y en especial Oficina de Relaciones Internacionales – ORI, que me permitió vivir esta experiencia de encuentro personal con Cristo, resaltando la importancia que tiene esta labor para el crecimiento espiritual.

 

 

Por: Christian Eduardo Cortés M.

Estudiante Licenciatura en Filosofía

Coordinador Espiritualidad UNIAGUSTINIANA - ESUNA